La historia de Óscar Figueroa

Pekín. 11 de agosto de 2008.

Se disputa la final de Halterofilia de los Juegos Olímpicos en la categoría de 62 kg. Un joven de 25 años llamado Óscar Figueroa, el favorito, sube a la tarima.

Días antes había sentido molestias en la espalda, que le provocaban dolores muy fuertes y manos dormidas.

Agarra la barra con las dos manos, tira de ella y se le resbala la mano derecha en el primer intento. En el segundo intento, tampoco consigue levantarla y por poco pierde el equilibrio. En el tercero, pasa lo mismo y Óscar se va al vestuario a esperar su último intento.

Ese último intento llega, pero se repite lo que ya era imparable: Óscar no es capaz de hacer el movimiento sin resbalarse. Queda descalificado, pega un grito desgarrador y se sienta a llorar desconsoladamente, donde nadie lo ve.

Yo sentía que hacía el movimiento bien, pero cuando metía el jalón del arranque, se me soltaba la mano… y no podía. ¿Qué es esto? ¿Qué me está sucediendo?

Consumado el fracaso, Óscar acude a un médico cubano que descubre exactamente su punto de dolor.

Aquí te duele, en la columna vertebral. Esto es una hernia cervical. C6 y C7.

La solución del médico fue bloquear la raíz. Fácilmente, Óscar podría haber quedado cuadrapléjico.

A Óscar, fracasado y casi discapacitado, casi todo el mundo le dio la espalda.

Se levantaba angustiado sin parar de llorar. Quería cambiarle la vida a su madre, además de la suya propia, así que se puso a buscar al doctor que lo pudiera recuperar.

Salía a caminar de una clínica a otra, de un médico a otro.

–No.

–No.

–No.

–No.

Hasta que encuentra a un médico que lo opera, y vuelve a entrenar.

Ya sin dolor, Óscar queda 4º en el Mundial de Halterofilia de 2009 y llega a los Juegos Olímpicos de Londres, en 2012.

En el primer intento, Óscar logra levantar la barra, pero pierde el equilibrio antes de finalizar el movimiento y tiene que soltarla cuando la mantiene por encima de su cabeza. Algunos fantasmas deambulaban por aquel pabellón, y por la mente de Óscar.

Segundo intento: sostiene la barra mucho tiempo en el aire, pero no completa el envite, y la deja caer.

Tras dos intentos nulos, llega el tercero: Óscar levanta 177kg y completa el movimiento, consigue la plata y un récord olímpico.

Óscar había superado su fracaso en Pekín.

No aguanté más. Me vine en llanto.

Tras los Juegos de Londres, Óscar queda campeón de Colombia y campeón del mundo en 2013. Es su mejor momento…

Pero una sensación que parecía olvidada, toca a su puerta.

En 2015, concentrado en Canadá y a falta de un año de los Juegos de Río, una hernia lumbar no le permite caminar. Andaba y se caía.

Óscar pensaba en retirarse del levantamiento de pesas. Hablaron con el médico y la cirugía fue inmediata: sustitución de disco lumbar.

Vuelve a entrenar, con una barra de 10 kg y dos discos de 5kg. En 6 meses, tiene que estar levantando 177kg otra vez.

Los tiempos se acortan, la federación pide resultados. Óscar se pierde el campeonato panamericano de halterofilia.

Óscar Figueroa tiene 33 años y este historial de cirugías: 2 en cada rodilla, en el hombro, en el mango rotador izquierdo, en la columna cervical y en la columna lumbar.

A pesar de que todo el mundo lo tildara de viejo, de que no podía, Óscar llega a los Juegos Olímpicos de Río 2016, pero no era el favorito.

Un chino estaba haciendo 180 kg de envión. Un indonesio, 182 kg. Estaban todos los fuertes del mundo.

En el primero intento, Óscar empieza levantando 137kg, sin apenas esfuerzo. El chino empieza muy alto, con 143kg, que le provoca calambres nada más levantar la barra a medio metro del suelo.

China está fuera. Colombia entera lo sabe.

En el segundo intento, Óscar se prepara para levantar 176 kg. Si lo consigue, se asegura la medalla de plata.

Usted tiene todo en sus manos -piensa el preparador colombiano.

Óscar hace un levantamiento perfecto y ya es plata.

El indonesio se prepara con 179 kg. Si lo consigue, será oro. Si no, lo será Óscar.

Levanta la barra y se queda en sentadilla. Parece que va a soltar la barra, pero consigue erguirse, quedando la barra sobre su pecho y hombros. Intenta levantarla, pero su Fe se esfuma al instante. La haltera cae al suelo.

Óscar ya es oro.

Se queda agarrado a la barra y comienza a llorar. Se quita las botas y las deja colocadas en la tarima. Un pensamiento le viene a la cabeza:

No más dolor. Lo has logrado. Eres campeón olímpico.

Las botas justo debajo de la barra simbolizan su retirada. A lo grande.

Después de 22 años de entrenamientos, Óscar Figueroa ríe después de Río.


Óscar dice que es muy fácil, que la cuestión radica en nunca deja de soñar. Yo voy más allá, porque la estrategia es tan simple como difícil de llevar a cabo. Y es la estrategia del pico y la pala.

Del erre que erre, del pesado, del persistente, del cabezón y del terco. Del incansable.

Requiere poco desarrollo y menor explicación, sólo pondré algunos ejemplos más.

Quevedo e Íñigo Quintero quizá sean tu ejemplo a seguir, nunca tu espejo. Viralizarte de la noche a la mañana o llegar a número 1 mundial en el mismo tiempo por un TikTok no es lo normal.

Por eso la gente arranca newsletters, canales de YouTube, rutinas de gym, emprendimientos y desafíos que mueren a los pocos meses.

Sólo el 1% de los podcast del mundo tiene más de 21 episodios. Demoledor.

Buscar un oasis en el desierto es mejor que esperar a ver si llueve.

Mr. Beast publicó un vídeo hace 3 años, programado hace 8, que se titula Hola Yo en 5 Años, diciéndose que más le valía tener un millón de suscriptores. Hoy tiene 207 millones.

Hay un vídeo de Travis Scott que se llama Travis hace 5 años y Travis ahora!Primero predicando en el desierto, luego llenando estadios.

Pero el mejor, sin duda, es este vídeo de Antón Alvárez Alfaro, que seguro que te suena:

A la gente le duran las cosas 1 día. No se le mete nada en la cabeza. Tienes lo que te buscas.

Hoy, es C. Tangana.

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